El 2012, un gran año.

Ya hacía tiempo que me apetecía escribir una entrada, pero por unos motivos u otros lo he ido dejando. Me da bastante pereza ponerme a escribir lo que he escalado o he dejado de escalar. Eso es más cosa de mi hermano. Sin embargo, hoy si que me apetece hacer un resumen de lo que para mí creo que ha sido un gran año en el que he escalado vías en las que he tenido que dar hasta mi último aliento. Como decía Pau Escalé: "Sólo son buenas aquellas rutas que te destrozan la mente".

Empezamos el año en Gavarnie con unas condiciones que no eran las mejores y las temperaturas algo altas, sin embargo, después de intentar varias rutas conseguimos encontrar unas condiciones bastante buenas en "L eau, l eau, la". Ya eran varios los años que iba detrás de Gavarnie y al final se me escapaba entre los dedos. Este año fui y disfruté como un mamón. Deberes, deberes y más deberes.

Un par de semanas después volvíamos los Hnos Galve a la vía que probablemente más severa haya escalado nunca. Me acuerdo perfectamente, ese sábado que nos metimos una embarcada de la leche y volvimos al día siguiente para llevarnos sin ninguna duda una de las mejores joyicas de este Pirineo. Mismo madrugón, misma aproximación y mismo pie de vía, pero ahora por donde realmente es. Ahí estábamos en el Petrechema, en las Agujas de Ansabere. Unos largazos de mixto donde todo ingenio era poco, el hielo era un bien escaso y un buen surtido de friends tu mejor aliado.

Así dejábamos la temporada de hielo y comenzábamos con la roca. Una primavera entre Midi Ossau, Montrebei y Ordesa que no tuvo desperdicio. Escalamos varias rutas que te dejan un sabor de boca inmejorable, esos días que llegas al coche pensando que te has ganado la cena. Navegar y navegar por Ordesa, eso es salud. No tener ni puñetera idea de donde estás, mirar sólo para arriba confiando en que la intuición no falla.

Así pues comienza un veranico que la verdad prometía. Y así fué, prometió. Que si más Pirineo, Picos de Europa y ...Alpes. Un mes por los Alpes en el que por primera vez le pedía por favor a los dioses que dieran tan solo un único día de mal tiempo para dejar de escalar, las manos eran un callo y llenas de heridas de ¿empotrar? Tuvimos de todo tipo de aventuras entre ellas, el descenso más complicado que haya realizado en todos estos años. Por circunstancias de la vida, nos metimos en las Petittes Jorasses con tan solo una cuerda y rapelar 700m de 30 en 30 es una experiencia que no recomiendo a nadie. Montando reuniones con frio, viento, en la luz de la frontal... Más de 25 horas de actividad en la que me quedaba dormido a cada rapel. Rapeles de fisureros, bloques... Un verdadero suplicio.

También visitamos el Valle de Argentiere donde nos encontramos con unas Droites que pudieron con nuestra cabeza. Unos offwitch en los que proteger para no partirte las piernas en las repisas de abajo era tarea cuando menos curiosa. Unos largos de miedito en los que estaba empezando a valorar mis piernas más que nunca. Un helicóptero que tuvo que venir a nuestra búsqueda hacen que más de tres meses después aún siga dándole vueltas a aquella historia. ¿De qué se trataba, de una cuestión de valentía? No sé si hicimos bien o mal, pero sé que lo puedo contar. Con eso me basta.

También nos dió tiempo a visitar los Alpes italianos, totalmente desconocidos para nosotros donde nos hicimos con una de las rutas más impresionantes. Conseguimos alcanzar la cima del Mont Blanc después de 18 horas de escalada ininterrumpida con un atardecer que nos dejó sin palabras. Dos hermanos sólos en el techo de los Alpes despues de, a mi parecer, un gran rutáneo. Como diría el Gran Iñaki Ochoa de Olza, simplemente pura vida.

Y a la vuelta alpina, escalamos el Espolón Félix Méndez al Fire completando así las tres famosas Rabadá- Navarro en tres meses. Super contento.

Ahora, ya desde hace un tiempo, ando con un proyecto entre manos que le pondrá el fin que se merece a este año y un comienzo para el 2013 prometedor.

Todo tiene fin. Riglos


Ninguna vía podía tener mejor nombre para empezar de nuevo esta temporada previa a lo que esperemos, sea un invierno lleno de escaladas.

Después de engañar al “agüelo” para hacer algo y rebajar los antebrazos después de la inflada en Benabarre y tras barajar varias opciones, decidimos ir a Riglos con Abel, que se apunta si le esperamos hasta las 11.
La vía, “todo tiene fin”, recomendada por Abel que ya la ha hecho, nos parece buena idea, aunque, sobre el papel, no es precisamente la mas apropiada para rebajar los antebrazos.

Empezamos la escalada pasadas las 13 horas. Abel se encaloma al primer largo, pero como ya se la conoce, se sube la caña hasta el primer bolt porque hay un aleje bastante feo hasta el segundo, en el que se picaría suelo, asi que con un movimiento de autentico especialista deja el paso asegurado y para arriba. Este primer largo ya nos va indicando lo que va a ser la tónica de la via. Bolos gordos con buen cacho, panzas, mas panzas y verticalidad desde el principio, es decir, autentico ambiente riglero. Tan solo un pero, y es que la vía debe estar abierta desde arriba y los parabolts, pese a haber bastantes para ser Riglos, pillan un poco a desmano en algunos pasos, sobre todo en los mas difíciles y es que puestos a pedir…

Alternamos largos y a mi solo me toca uno de primero, pero ya se sabe, cuando uno va con mayores no se puede exigir y toca obedecer.

La descripción de la vía con todo tipo de detalles en el blog del agüelo.

La vía es muy buena, 5 largos mantenidos con graduación “realista”. Bien asegurada, protegida del viento y rápida para un día corto.
 Día perfecto con dos veteranos que me van enseñando poco a poco lo bueno de la escalada.


Vuelven buenos tiempos


Se acabó un verano muy bueno en el que nos pegamos un mes por los Alpes sin parar de hacer actividades alpinas muy buenas y que despedimos con dos clásicas de roca como la Contamine-Vaucher a la Aiguille du Peigne y la Nabot-Leon a la Aiguille Rouge de Blatiere.
Nuestro "campo base" a los pies de las agujas


Una vez finalizadas las vacaciones deportivas en Chamonix y de vuelta a la vida normal la actividad ya no se retoma con tantas ganas, pero aun asi volvemos a las tapias y hacemos el “diedro 120” en el Midi d´Ossau y mientras el enano se larga al Naranjo y después al Fire a hacer las “Rabada-Navarro”, mi vida laboral me da justo para poder escaparme a la sur de las Maladetas y poco mas.
Bartolo en la Sur de las Maladetas
La cabeza parece que tampoco quiere funcionar asi que nos tomamos una epoca de relax en la que decidimos hacer algo de deportiva, que de vez en cuando tampoco va nada mal, pero salimos poco y sin mucha convicción ni motivación. Los dias pasan y Chema se va escapando a Vadiello alguna tarde y yo me dedico a correr un poco con la intencion de cambiar el chip y marcho hasta Cantabria a correr la ultra trail “desafio Cantabria”.

Diedro 120 en el Midi
Y de repente todo cambia. Deportiva por el valle de Benasque que hace que vuelvas a recuperar sensaciones, unas carrericas por el monte para desconectar y darte cuenta de que tampoco estas tan mal como pensabas, una competición de escalada en la que te empapas de ambición y ganas de superación, un finde con los chavales de la escuela de montañeros en Vadiello que te hacen encadenar sin quererlo y te transmiten ese espíritu que tiene la juventud, ese buen rollo y esas risas permanentes. Los crios te enseñan a no pensar en nada más allá, solo aquí y ahora, tan solo disfrutar del momento. Cenas regadas con buen vino y mejor gente que dan paso a la roca caliente de Benabarre, encadenes y mas encadenes hasta que los brazos revientan y te queda la fuerza justa para poder sujetar la jarra de cerveza que te mereces…

Pincho dandolo todo en la compe del Pepe Garces
La deportiva ha vuelto y, lo mas importante, la ilusión y las ganas de volver a salir al monte “a sufrir” un poco parece que cada vez son mayores y es que esta claro que rodearse de buena gente hace que cada salida sea aun mejor que la anterior.
Apretando en "el ultimo jamaiquino" 7a de Benabarre 
Se acaba este periodo de hastío, de creer que este mundillo ha cambiado tanto que no es para ti, pero te das cuenta de que tan solo son unos pocos los que intentan contaminar este mundo de la montaña y que aunque ellos así lo crean, no nos representan.

Los “dinosaurios”, esa generación de escaladores que decía Pati Blasco en un articulo que leí hace años, no se han extinguido. Esos dinosaurios seguirán “a la caza de buenas sensaciones, de viajes y de recuerdos con los que llenar una vida” y en eso estamos, en seguir disfrutando y pasándolo bien por las montañas.
Y es que, seguramente, pasaremos a formar parte de una especie reducida en un futuro cercano, y de un pasado quizá menos brillante pero probablemente mas glorioso.

Muchas gracias a todos los que hacéis que este deporte sea tan diferente.  
¡¡¡NOS VEMOS POR LAS MONTAÑAS!!!